Sor Chiara Cazzuola, Vicaria general del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, y Reguladora del Capítulo General XXIV comparte cómo el Instituto FMA ha vivido la preparación al CG XXIV.
«El Instituto comenzó a prepararse al Capítulo General XXIV a partir de las Veríficas Trienales a las cuales hicieron una notable contribución las comunidades, implicando en la reflexión también a los jóvenes, laicos y laicas.
El tema del Capítulo General XXIV “«Haced todo lo que Él os dirá» (Jn 2,5). Comunidades generativas en el corazón de la contemporaneidad” surgió de un serio proceso de discernimiento en el que se tuvieron presentes las sugerencias que emergían en las Veríficas, y al mismo tiempo el conocimiento de la realidad del Instituto, los retos educativos contemporáneos y el camino de la Vida Consagrada en la Iglesia.
El objetivo que nos proponemos conseguir en el CG XXIV es el de despertar la frescura originaria de la fecundidad vocacional del Instituto.
Sabemos que es un proceso muy comprometedor, por esto estamos seguras de que la presencia de María, Madre, Maestra y Ayuda potente, nos guiará, como ha hecho en estos 150 años de nuestra historia, a una regeneración en el Espíritu Santo que haga a las Comunidades Educativas generativas de vida nueva.
En la elección del tema nos dejamos inspirar por el texto evangélico de las bodas de Caná (cf Jn 2, 1-12) y éste es el elemento de novedad, en comparación con la configuración de los Capítulos Generales anteriores. Propiamente tal Palabra ha guiado la preparación de las comunidades locales e inspectoriales en la profundización de los diferentes aspectos del tema. De las aportaciones de los Capítulos inspectoriales, en efecto, emerge además la escucha de la realidad, la impronta dejada por la profundización de la Palabra de Dios y del compromiso de las comunidades a dejarse regenerar por ella en un camino de fe más convencido y sólido.
La pandemia ha afectado de improviso a las Comunidades Educativas y a las obras situándonos ante el gran reto de no pararnos sólo a mirar “los escombros”, sino a atrevernos con lo nuevo, a mirar más allá en profundidad, con la confianza incondicional de Don Bosco y de Madre Mazzarello en el Dios que guía la historia y la abre a un nuevo futuro.
La preparación al CG XXIV se ha enriquecido con un elemento posterior, porque a nivel mundial las Comunidades Educativas se han dado cuenta de que la contemporaneidad en la cual vivimos nos pide que escuchemos las llamadas de Dios en nuestro tiempo tan frágil e incierto, en las nuevas formas de pobreza que la pandemia ha producido y multiplicado, sobre todo en los jóvenes y en las mujeres, que son en esta sociedad los sujetos más débiles.
De las comunidades de todo el mundo llega una fuerte llamada a volver a las fuentes carismáticas para reavivar la originalidad educativa vivida en Valdocco y en Mornese, para despertar la fecundidad vocacional y ayudar a los jóvenes y las jóvenes a encontrar el sentido de la vida y su puesto en la sociedad y en la Iglesia.
En todos está viva la conciencia de la fuerza generativa de la educación y por tanto el deseo de continuar realizando con audacia la misión educativa.
Ésta nos hace siempre más disponibles a acoger a los pobres, los pequeños, los que más sufren y necesitan, haciendo así vivo y resplandeciente el carisma salesiano. Ello nos invita en este tiempo inédito de la historia a abrirnos a modalidades nuevas y más adaptadas a la cambiada situación que vivimos, con la creatividad y el coraje de quien se siente implicado en un gran proyecto de salvación.
Como FMA sentimos la urgencia de una profunda renovación vocacional, de potenciar la alegría y la belleza de la llamada, de descubrir la fascinación de nuestra opción de vida.
La encuesta online realizada en preparación al CG XXIV ha revelado que los jóvenes nos quieren a su lado con corazón materno en actitud de escucha empática, de confianza, de ternura y disponibilidad a acompañarlos a descubrir el proyecto de Dios para nosotros y para la humanidad. En los distintos contextos donde estamos presentes sentimos la necesidad de valorizar y expresar, en nuestra misión, la dimensión materna y femenina del carisma, como el Evangelio de Caná nos sugiere.
Nos estamos preparando a celebrar el 150º de la Fundación del Instituto y por tanto ésta es una nueva oportunidad de renovación y de revitalización vocacional y misionera. María Auxiliadora nos ayude a ser fieles a nuestra vocación en la Iglesia, a ser comunidades en salida que, con sabiduría de visión y corazón materno, sepamos acoger el grito de los pobres y el grito de la tierra, cuidándonos de las personas y del ambiente, viviendo la ciudadanía activa fundada en los valores del Evangelio en la disponibilidad a hacer de la propia vida un don y un servicio a los otros, con sobriedad y solidaridad.
Que este Capítulo General XXIV pueda ser un trampolín de lanzamiento, o mejor, de relanzamiento del carisma hacia un futuro mejor, fecundo de vida y de esperanza para los jóvenes y las jóvenes de todo el mundo».
Noticia de la web del Instituto FMA