En ocasiones se subestima la voluntad de aportar nuestro granito de arena en lo que haga falta, durante el tiempo que uno pueda o quiera ofrecer, y se juzga sobre los motivos personales. Yo sí creo que, albergando compromiso, unos buenos valores que se van transformando a lo largo de la vida, responsabilidad, ética, adaptabilidad, pericias que pueden despertarse y mucha pasión y humildad, todos ellos son un cóctel maravilloso para llevar a cabo un voluntariado internacional.
En el Instituto Obra Social María Auxiliadora se imparten talleres, para las madres y los niños, de cocina o repostería, peluquería, costura, inglés o aprenden a tocar instrumentos musicales. Mi labor, además de colaborar en los oratorios, echar una mano en la cocina del Centro Abierto o ayudar a las trabajadoras de campo en los asentamientos, ha consistido en dar clases de apoyo de lengua y matemáticas.
Lo que más me ha tocado el corazón ha sido ver con mis propios ojos las condiciones de pobreza extrema en la que viven los niños y también conocer sus circunstancias personales en sus casas: embarazos muy prematuros, violencia, abusos, prostitución, desnutrición infantil, abandono de los padres, soledad, carencia del cariño necesario en la primera etapa de la vida, infraestructuras limitadas en las escuelas, analfabetismo, falta de oportunidades o historias como el intento de suicidio de los padres.
Desconozco lo que es pasar verdaderamente hambre, pero este viaje ha sido una experiencia inspiradora para mí porque he podido ser verdaderamente consciente de lo insignificantes que son nuestros problemas, en el mundo rico occidental; de la fuerza que puede tomar tu mundo interior cuando se vive el día a día sin expectativas y de lo trascendentes que pueden ser las miradas limpias o el calor humano de los niños.
Esta vivencia me ha servido para rescatar la mejor versión de mí misma, para huir de las conformidades o del fingir para quedar bien con los demás. Gracias José Sebastián y Nico.
Ojalá que yo haya aderezado algunas de sus almas y corazones.
Maika