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23Abr

Construyendo puentes de fraternidad

Nuestra misión en Sant Vicenç dels Horts es desde sus orígenes una experiencia de interculturalidad, intercongregacionalidad e interreligiosidad.

En torno a la década de los años 50-60, en los barrios periféricos de nuestro pueblo se fueron congregando las personas migrantes que llegaban buscando un futuro mejor, una oportunidad para seguir adelante en la vida encontrando trabajo en el cinturón industrial que se había creado alrededor de Barcelona. Fueron llegando, en su mayoría, desde Andalucía, Extremadura, Galicia, Aragón y en menor medida, del norte de África. En el barrio de la Guardia, que empezaba a formarse, fue donde nuestras primeras hermanas vivieron experiencias de interculturalidad. No se trataba, tan sólo de dar a conocer la cultura propia de cada uno, sino que lentamente los habitantes del pueblo y los recién venidos fueron abriéndose unos a otros y desde la diversidad comenzaron a construir un barrio juntos, respetándose, ayudándose como buenos vecinos, haciendo experiencia común de fraternidad. Es ahí que podemos hablar de interculturalidad.

Atender a los más pobres y desfavorecidos independientemente de su cultura y religión, la acogida incondicional de los más vulnerables, como decía Don Bosco, movió a nuestras hermanas y a otras congregaciones religiosas a unir fuerzas y en sus primeros años, llevar adelante un proyecto común que educara y evangelizara a la juventud más necesitada. De ahí nació la asociación Colectivo de Cultura Popular y el trabajo conjunto tanto en el Centro Amigos (actual centro abierto y centro de día) como en el Instituto de los salesianos. Los encuentros mensuales de Confer Sant Vicenç, compartir vida, barrio y sobre todo la fe, fortalecen nuestros lazos y se experimenta la riqueza de la intercongregacionalidad, sobre todo el sabernos, y experimentarnos, hermanos en la fe.

Con el pasar de los años, los nuevos avances sociales, la estabilidad en los trabajos, llevan a un mayor bienestar en los hogares fruto del mucho esfuerzo y sacrificio. Las condiciones del barrio van mejorando. Vemos también cómo en los últimos 30 años la población marroquí aumenta notablemente en nuestro territorio. Su integración pacífica y respetuosa es un reto que se nos invita a vivir cada día. Favorecer espacios de encuentro, realizar actividades conjuntas en los distintos proyectos que llevamos a cabo pero también en red con las otras entidades y congregaciones que trabajan en el pueblo, serán fundamentales para hablar de la interreligiosidad.

Cuando en estos últimos años, desde la Fundación Bayt al Thaqafa, se nos invita a participar en el Iftar asistimos el párroco; las hermanas Franciscanas; las hermanas Siervas de San José; las Salesianas; la comunidad marroquí; los vicentinos y vicentinas, acogedores y respetuosos con sus vecinos; representantes municipales y en la plaza del pueblo tenemos este acto, es signo de fraternidad universal. El Iftar, es uno de los momentos más importantes del Ramadán que tiene lugar cada día justo después de la oración del Maghrib (puesta de sol) durante su mes sagrado. Cuando nos congregamos todos y somos capaces de compartir fe, la cultura y la gastronomía, estamos haciendo experiencia de esa fraternidad universal que nos invita a vivir Jesús en el Evangelio.

Y con palabras del Papa Francisco en el nº 142 de Fratelli Tutti: “la fraternidad universal y la amistad social dentro de cada sociedad son dos polos inseparables y coesenciales. Separarlos lleva a una deformación y a una polarización dañina”. O en el punto 216 cuando afirma: “hablar de ‘cultura del encuentro’ significa que como pueblo nos apasiona intentar encontrarnos, buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que incluya a todos. Esto se ha convertido en deseo y en estilo de vida. El sujeto de esta cultura es el pueblo, no un sector de la sociedad que busca pacificar al resto con recursos profesionales y mediáticos”. Construir puentes, potenciar la cultura del encuentro, proyectar incluyendo a todos, hacer sujetos de esta cultura a nuestros menores destinatarios, a sus familias, a las personas que vienen a buscar trabajo, a las mujeres del proyecto la Finestra, a la comunidad cristiana que se reúne cada domingo en nuestra casa, a los vecinos y vecinas es la hermosa y retadora misión de nuestra comunidad. Cuando se potencia la amistad social es más fácil hacer experiencia de fraternidad universal.

Hoy en día nuestra misión se enmarca dentro de los proyectos de la Fundación Mª Auxiliadora pero la llamada del papa Francisco nos mueve a ir más allá y ampliar nuestra mirada a las necesidades de nuestro entorno y ser comunidad en salida, dispuestas a ser buenas samaritanas, a ser constructoras de puentes de fraternidad. Y estas necesidades detectadas llevarlas al equipo educativo de la Fundación y juntos, en red con otras entidades, privadas o públicas, creyentes o civiles, darles respuesta para que el sujeto de esta cultura sea el pueblo de base, el pueblo de Dios.

Nines, Mª José, Mª Salud, Inma

Comunidad de Sant Vicenç dels Horts