Celebramos la canonización de Santa María Troncatti en Zaragoza
El sábado 22 de noviembre, en la comunidad de Casablanca de Zaragoza, tuvimos la dicha de participar en la eucaristía de acción de gracias por la canonización de S. María Troncatti, salesiana misionera entre los shuar y colonos del Ecuador.
A las 12 h del mediodía iniciamos este encuentro festivo introducido por las palabras de S. Ciri Hernández, ella, como secretaria personal de Madre Carmina Martín-Moreno, consejera general, tuvo la suerte de visitar la tierra en la que S. María realizó su labor evangelizadora y educativa, dos años después de su fallecimiento en un accidente aéreo. Pudo constatar que “médica de la selva” y “madrecita buena” como llamaban a S. María, seguía presente en la vida de las personas de la Amazonia a las que tanto quería, destacándose en ella rasgos de santidad, motivo por el que dio comienzo el proceso de su canonización.
La solemne procesión de los sacerdotes hacia el altar inició nuestra eucaristía de acción de gracias. Las comunidades de Hijas de María Auxiliadora del Actur, San José y Casablanca, estuvimos acompañadas en este día tan importante por numerosos miembros de la Familia Salesiana: salesianos, salesianas cooperadoras, profesores, familias, representante de Confer Zaragoza y trabajadores de nuestras obras (actuales y jubilados), ADMA, AA.AA…y miembros pertenecientes a otras congregaciones religiosas y diocesanas: pasionistas, padres paúles, misioneras, carmelitas…
Una eucaristía sencilla, preparada con delicadeza y cariño que nos hizo vivir y participar de este día tan especial; presidida por D. José Joaquín Coma, director de la comunidad de Salesianos de Zaragoza, concelebrada por seis sacerdotes más, animada, en la parte musical, por las salesianas cooperadoras y antiguas profesoras de nuestra escuela.
Una eucaristía en la que ofrecimos al Señor, además del pan y el vino, un botiquín, una planta y unas alpargatas con el deseo de aprender de S. María Troncatti a mirar a nuestro alrededor con ojos compasivos y salir al encuentro de los que más nos necesitan; a preservar y proteger la Creación como casa común de todos y a ser constructores de paz y reconciliación respetando la dignidad de cada persona.
Una eucaristía, toda una gran celebración que tuvo su final al estilo salesiano, como no podía ser de otra manera, ¡con un vino español! Momento que aprovechamos para encontrarnos, reencontrarnos, abrazarnos, saludarnos, reconocernos y, por supuesto, felicitarnos porque tenemos una santa más en los altares para seguir creyendo que vivir el Evangelio con estilo salesiano es posible y merece la pena. ¡Gracias a todas las personas que habéis hecho posible la celebración de este día!

