Acompañamiento a mujeres desde el empoderamiento.

Escuchar, sostener, acompañar. A veces necesitamos parar y reflexionar. Parar, y mirar a quién tenemos delante. Mirarle a los ojos y entender que detrás de esa mirada hay mucho más que unos ojos. Son madres, hijas, hermanas, primas, amigas, abuelas y también mujeres. Aunque a veces se olvida. La mitad de la población y sin embargo ocupando un papel secundario en la mayoría de las ocasiones y los espacios.

Los días 12 y 13 de marzo tuvieron lugar las jornadas de “Acompañamiento a mujeres desde el empoderamiento” promovidas y organizadas por Salesianas Plataformas Sociales. Un encuentro con asistentes de otros proyectos que llegaron desde Canarias, León, Zaragoza, Valencia, Sevilla, Marbella, Jerez, Barcelona y Madrid. Con la finalidad de conocer modelos de acompañamiento y herramientas centradas en la mujer, así como conocer y compartir la intervención que se hace con las mujeres en los proyectos existentes.

Se abrió la jornada con una presentación de las asistentes y un espacio para la oración. Unir fuerzas para compartir aquello que se pide para ellas: espacios seguros, que puedan ser escuchadas, autoestima o esperanza entre otras. Se recordó también a aquellas mujeres que han sido referentes en la historia de la Iglesia.

A continuación, Paula Roldán Gutiérrez como ponente; psicóloga, investigadora y formadora; especializada en violencia de género, entre otras cosas. Compartió su experiencia y conocimiento a través de información, recursos, informes, estudios e ideas frescas.

Se habló de los tipos de violencia y cómo esta se ejerce sobre las mujeres. Incluso antes de llegar a ser mujeres, porque la violencia de género no solo la reciben adultas, también menores y es importante ser conscientes de esto para poder abordarla y ofrecer un acompañamiento y una guía hacia la salida.

Se habló de buenos tratos y del impacto de estos en la intervención. De la importancia de no infantilizarlas, de entender el ciclo de la violencia y que no es tan fácil salir de este, aunque desde fuera pueda parecerlo. También de las personas profesionales que acompañan, que sepan saber hasta dónde, cuáles son sus funciones y aprender a “soltar a tiempo”, dejar la capa de heroínas a un lado para poder acompañar desde la humildad, la igualdad y el cuidado, hacia la otra persona, pero también hacia una misma.

Se trabajó también sobre la sexualidad, lo silenciada que está y la necesidad de traerla, sin miedo, a los espacios, de abordarla desde el conocimiento y de no dejar atrás todas las violencias sexuales que se ejercen sobre las mujeres, y de nuevo, tanto en las adultas como en las menores.

Paula enseñó cómo a través de los cuentos se puede llegar a ellas, construir ese puente para poder escuchar su relato desde otro lugar y poder preguntarles «con qué sueñas»; como los protagonistas de “Nunca contentos”, porque a veces se olvida que ellas también sueñan, y que la violencia construida y ejercida de diferentes maneras, se encarga de borrar eso: sus sueños, sus fortalezas, sus risas, hasta borrarlas a ellas. Las personas que están acompañando a veces solo necesitan darles el lápiz para que vuelvan a pintarse, a escribirse, a escribir sus historias. A ser de nuevo protagonistas de sus vidas. Porque las herramientas y el poder también están dentro de ellas. “Dejemos que busquen y rescaten aquello que les ha servido en otras ocasiones.”

Patricia Manini

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