Un verano lleno de confianza, alegría y familia

Un año más, los grupos de fe Emuná han vivido una experiencia inolvidable en el campamento de verano en Matapozuelos (Valladolid). Durante ocho días llenos de emoción, convivencia y crecimiento, 175 chicos y chicas desde 5º de Primaria hasta Bachillerato compartieron juegos, dinámicas, momentos de reflexión y mucha vida en un ambiente rico en familiaridad.

Los chavales de centros juveniles de Valdepeñas, La Roda, Salamanca, Barakaldo, Dehesa, Villaamil y El Plantío), acompañados por un entusiasta equipo de animadores y con la guía cercana y cariñosa de siete salesianas, disfrutaron de un espacio donde la fe se vive en comunidad, con alegría y con el corazón abierto y receptivo.

Cada jornada estuvo llena de momentos especiales: desde las oraciones de la mañana y las celebraciones al aire libre, hasta los talleres creativos, las veladas temáticas, los juegos cooperativos y las salidas por la naturaleza. Todo con un mismo hilo conductor, ‘Una esperanza que nos mueve’, destacando la confianza en Dios (emuná), el valor de la amistad y el testimonio de Don Bosco y Madre Mazzarello.

Este campamento no ha sido solamente un tiempo de verano, sino una auténtica escuela de vida, donde se fortalecen los lazos entre los niños, adolescentes, animadores y hermanas, y donde cada uno descubre que es parte de una gran familia que camina unida en la fe.

“Gracias a todos los que lo han hecho posible. Hemos vuelto a casa con mochilas llenas de recuerdos, nuevas amistades y el corazón encendido. ¡Nos vemos el próximo año!”.

 

 

TESTIMONIO DE UN ANIMADOR

EMUNÁ, tus ojos… me recuerdan a los suyos

Emuná es una palabra hebrea que significa «fe» y «confianza» y cierto es que, después de haber compartido estos días de campamento, donde se han regado las raíces de algo importante, emociona pensar que, a pesar de todo lo que se ha vivido este año, los grupos de fe siguen presentes y muy vivos en las casas. Estamos de acuerdo en que los cambios no son fáciles de asimilar, pero, echando la vista atrás, como animadores y FMA curtidos en muchos campamentos, podemos decir orgullosos que el rostro que ha tenido este campamento Emuná es la continuidad de vidas y Nuevas Rutas buscando la unidad y comunión.

El lema del Jubileo de este año, ‘Peregrinos de la Esperanza’, define a la perfección este «nuevo» comienzo de Emuná que se ha consolidado con el camino que hemos realizado en el campamento, donde un grupo de animadores y salesianas han acompañado a los jóvenes llenos de confianza y esperanza y convencidos de que, realizando este camino de fe junto a ellos, Jesús y el estilo de vida cristiano- salesiano tienen su hueco en una sociedad que cada vez prescinde más de estas cosas.

Lo vivido estos días en Matapozuelos, un paraje rodeado de una naturaleza increíble, podría ser perfectamente una de las muchas obras de arte que Dios nos regala. Parecía que Jesús estaba presente en cada uno de los rincones del campamento acompañando a los animadores, hermanas, niños y jóvenes. Y que Dios, como un gran director de orquesta, guiaba cada uno de los pasos que se iban dando, asegurándose de que, a pesar de los contratiempos que pudieran surgir, todo saliera adelante.

Es una bendición el que muchos animadores, animadoras y hermanas sigan dando gratis lo que en su día recibieron gratuitamente. Nuestra vida se llena de esperanza y fe en encuentros como este, porque la realidad es que cada uno se ha visto reflejado en la mirada de alguno de los muchachos que han pasado por este campamento; sus ojos nos recuerdan a los nuestros cuando estábamos ahí, cuando nos quedábamos embobados escuchando a nuestros animadores, cuando la ilusión no cabía en nosotros por saber que volvíamos a ver a esas personas que sólo nos encontrábamos unos pocos días al año, porque nos seguimos acordando de todo lo vivido en los grupos de reflexión, de lo que suponía ganar una actividad de TL, una velada o de sacar la mejor nota en la cabaña.

Afortunadamente y después de unos años, hemos sido capaces de vivir todo esto desde el otro lado, con la certeza de que tenemos que ofrecer y cumplir la promesa que algún día hicimos de dar cuanto hemos recibido. Todavía nos emociona ver a animadores y salesianas, después de mucho tiempo, a esos chicos o chicas que te han marcado y quieres seguir viendo crecer porque intentamos sacar lo mejor de cada uno para que se den cuenta de que seguir el camino de Jesús es una suerte y una gran oportunidad.

Nos encanta escuchar agradecidos un «eres el/la mejor animador/a» o un «muchas gracias por todo y que sepas que de mayor quiero ser como tú»; nos llena de energía que las salesianas y animadores seamos conscientes de que vamos en el mismo barco. Todos los años volvemos a casa sabiendo que, aunque suponga un esfuerzo grande, este camino merece la pena y el tiempo y las circunstancias son las que marcan el final o el principio de algo tan grande que te llena el corazón.

Aquellos que hemos hecho posible esto nos merecemos un gran APLAUSO y un GRACIAS, porque hemos dado todo lo que teníamos y más. Sabemos que los inicios de Emuná son esperanza para todos, y un signo es que los chicos y chicas canten alto y fuerte su himno, porque pertenecen a un grupo maravilloso que ha puesto la esperanza y la fe en Jesús.

Creo que el sentimiento es compartido cuando digo que este campamento ha salido a pedir de boca, que, gracias a la actitud y la labor de todos, hemos conseguido ir al mismo ritmo. Ojalá que nada ni nadie borre o difumine la fe y la confianza, porque el bien que hacemos y la esperanza que sembramos en el mundo es grande y necesaria.

Mucho ánimo a todos en vuestros respectivos sitios de origen y que el sentimiento de volver con el corazón lleno sea el motivo por el que seguir en esto.

Un saludo y un abrazo enorme de un humilde animador,

Alesito