Con la fuerza de su sí… por la fuerza de tu sí

Los días 29 y 30 de octubre, los coordinadores de Pastoral de nuestras escuelas se reunieron en Sanlúcar la Mayor para vivir una experiencia enriquecedora de convivencia, reflexión y crecimiento en nuestro carisma. El encuentro ahondó en las raíces del carisma salesiano, reconociendo que la belleza de lo que se vive actualmente en las obras salesianas tiene su origen en esas profundas raíces.

La jornada comenzó con las palabras de acogida y bienvenida de S. Emi y conociendo la historia de la Casa de Espiritualidad El Pilar. Luego, compartimos una significativa oración inspirada en aquellas primeras salesianas que, con valentía y confianza, partieron en expedición a América. Sus pasos nos motivaron a renovar nuestro compromiso y a disponernos con apertura a lo que el Señor quisiera regalarnos en estos días.

La reflexión compartida sobre los procesos pastorales en nuestras escuelas fue un momento privilegiado para intercambiar experiencias, plantear inquietudes y enriquecernos mutuamente. Pudimos constatar cómo el carisma salesiano sigue vivo y actuante en cada una de nuestras realidades educativas.

La noche nos regaló un espacio de arte y oración (NAO) donde pudimos elevar nuestra acción de gracias por tantos dones recibidos, orar por las necesidades que brotan en nuestro entorno (especialmente por los afectados por la DANA) y disponer nuestro corazón para la experiencia que nos aguardaba al día siguiente.

El segundo día nos trasladamos a Sevilla para visitar la Fundación Mornese. Allí pudimos ser testigos de la gran labor social y educativa que se realiza. La entrega y dedicación de todas las personas que trabajan en medio de realidades desafiantes nos conmovió profundamente y nos demostró que el carisma salesiano sigue «prendiendo corazones».

Al finalizar nuestro encuentro, resonaban en nuestro interior las palabras que Madre Mazzarello dijo a aquellas jóvenes que partían en expedición: «Es hora de avivar el fuego». Hoy, como coordinadores/as de Pastoral, sentimos que esa llamada sigue vigente. Volvemos a nuestros centros con el corazón encendido, dispuestos a contagiar ese fuego del amor de Dios a nuestros jóvenes.