Sor Sofía Parra: “Soy una salesiana feliz y agradecida”

¿Quién es Sofía Parra?

Una salesiana feliz y agradecida. Soy de Guadalajara.

Hace unos semanas se celebró el Congreso de Vocaciones en Madrid en torno al lema ‘¿Para quién soy?’. ¿Para quién es Sofía?

Del Señor, para el Señor y para los jóvenes más pobres.

¿Cuándo te planteaste por primera vez esta pregunta?

En una Pascua Juvenil, en Arévalo, en 1º de Bachillerato, con 16 años.

El carisma salesiano ha estado muy presente siempre en tu vida. ¿Cómo influyó en tu vocación?

La forma de aprender a relacionarme con Dios y vivir la vida han estado marcados por el carisma salesiano desde que era pequeña, porque mis padres decidieron matricularme a los 5 años en el colegio de los salesianos de Guadalajara, y allí pudimos vivir también la vida de la parroquia y del centro juvenil: casa, patio, escuela e Iglesia.

¿Cuándo sentiste la llamada de Dios en tu vida?

El momento fuerte fue durante la Adoración a la Cruz de la Pascua del 2007. Pero, más tarde, poco a poco, una va viendo cómo hay un hilo conductor que todo lo une, antes y después.

¿Qué es ser salesiana para ti?

Es el sueño de amor que Dios ha pensado para mí; es intentar vivir, desde mi pequeñez, poniendo al Señor en el centro de la vida, caminar con mis hermanas y con los jóvenes hacia la santidad…

¿Qué rasgos de Don Bosco y Madre Mazzarello te gustaría imitar?

La pasión por Dios y la pasión por los jóvenes.

Los jóvenes de hoy son…

Maravillosos.

¿Qué has aprendido hasta ahora de tu experiencia como FMA?

Que el Señor me llama a estar entre los jóvenes más pobres y que, a través de ellos, se sirve para salvarme. Que tenemos que hablar de Cristo, nuestro tesoro, porque los jóvenes y el mundo necesitan escuchar esta Buena Noticia y cada uno de los bautizados tenemos esa responsabilidad.

Actualmente vives en la casa salesiana de Torrent. Allí has vivido de cerca una de las tragedias humanitarias más grandes de los últimos años en nuestro país, la DANA de Valencia. ¿Cómo ha marcado esta experiencia tu vocación?

Fue importante y bonito ver la preocupación de unos por otros, de los cercanos y los lejanos. Una experiencia fuerte y real ha sido cómo la Providencia se hace presente y actúa sin que nos lo podamos imaginar ni planear. Y, también, ver cómo el amor mueve el mundo a través de gestos de disponibilidad y gratuidad.

¿Qué le dirías a un joven o una joven que se plantea su vocación?

Déjate amar por el Señor, vive con radicalidad, ¡el Señor está vivo!

¿Cómo has vivido la celebración de tu profesión perpetua?

Con mucha gratitud a Dios y a las personas, con alegría, emoción y serenidad.