El sol apenas asomaba en el horizonte cuando 600 jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) se despedían de Barcelona.  El sueño aún pesaba en sus párpados, pero la emoción de la aventura que les esperaba los impulsaba a cargar sus mochilas y emprender el viaje hacia Italia.

Un viaje lleno sueños

Sueño, en un sentido bastante amplio de la palabra. El trayecto fue largo, pero la alegría,  risas, y charlas reinaban en los diez autobuses,  conforme se acercaba el mediodía. Algunos jóvenes repasaban sus notas, otros veían películas salesianas, pero todos compartían la misma ilusión: llegar al lugar donde todo comenzó el Colle Don Bosco. 

Al caer la noche, las campanas de la Basílica de San Juan Bosco repicaban, anunciando la llegada de los peregrinos.  El cansancio del viaje se desvaneció al vislumbrar la  Basílica de Don Bosco y la deslumbrante escalinata que conduce hasta la entrada al templo. Tras instalarse y cenar, muchos aprovecharon para visitar la humilde casa de la familia Bosco, en la tranquilidad de la noche, sumergiéndose en la historia de sus orígenes.  La alegría era palpable, y la emoción del momento se reflejaba en cada rostro.  El sueño de conocer la cuna de la Familia Salesiana se había hecho realidad. Ya estaban allí, sobre la misma tierra en la que nació y creció el pequeño Juanito Bosco.

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