¿Qué hacemos?
Oratorios y centros juveniles
Don Bosco asume como propia la experiencia de la institución de los oratorios de su época, remodelándola según su genialidad y estilo propio para responder a las necesidades de los jóvenes del momento.
Por otra parte, María Mazzarello, sin conocer aún a Don Bosco, vivió en Mornese una experiencia propia. Atenta a las necesidades de las chicas creó para ellas, junto con otras jóvenes, un espacio acogedor capaz de educar en la fe y en la vida social.
El Oratorio-Centro Juvenil, por tanto, está en el origen de toda la obra salesiana. Se trata de un espacio abierto a una gran variedad de niños, adolescentes y jóvenes, sobre todo, a los más necesitados. Un lugar acogedor, alegre, abierto a las diferentes expresiones juveniles, que se caracteriza por una oferta formativa rica de valores humanos y cristianos.
Se manifiesta como una propuesta de educación no formal cualificada en un abanico de actividades adaptadas a las diversas franjas de edad.